La guerra civil de la Lluvia
Administración NNG.
En el antiguo país de la Lluvia, la tierra estaba envuelta en una densa jungla que cubría la isla por completo, con numerosos puertos que conectaban al país con el resto del mundo ninja. En aquellos tiempos tumultuosos, el poder estaba fragmentado entre clanes y líderes locales que luchaban por el control de los recursos y territorios.
El origen del conflicto civil que dividió a la nación en dos facciones, el Ejército Revolucionario liderado por Yotsuki Eiji y la Resistencia liderada por Uzumaki A, se remonta a décadas atrás, cuando el país estaba sumido en la pobreza y la desigualdad. La élite gobernante, compuesta principalmente por los clanes más poderosos y adinerados, explotaba a la población campesina y a los shinobi de menor rango para mantener su dominio sobre el país.
Yotsuki Eiji, un hábil estratega y carismático líder, provenía de una familia de guerreros que habían sido marginados por la élite gobernante. Inspirado por las injusticias que presenció desde joven, Eiji decidió tomar las riendas del cambio y formó el Ejército Revolucionario, una fuerza armada comprometida a derrocar a la corrupta aristocracia y establecer un gobierno que representara verdaderamente los intereses del pueblo.
Por otro lado, Uzumaki A, proveniente del legendario Uzumaki Ichizoku, conocido por su espíritu indomable, lideraba la Resistencia. A había sido testigo de las atrocidades cometidas por el Ejército Revolucionario en su búsqueda del poder absoluto y creía firmemente en la preservación de la paz y la estabilidad del país. Para él, la violencia solo conduciría a más sufrimiento y destrucción.
La división ideológica entre el Ejército Revolucionario y la Resistencia se profundizó aún más debido a la influencia de poderosas fuerzas externas que buscaban manipular la situación en su propio beneficio. Mientras que algunos países vecinos veían en la revolución la oportunidad de debilitar a la Lluvia y expandir su propio territorio, otros temían las consecuencias de un conflicto civil prolongado y apoyaban secretamente a la Resistencia para mantener el equilibrio de poder en la región.
Con el paso de los años, la lucha entre el Ejército Revolucionario y la Resistencia se intensificó, sumiendo al país en un estado de caos y destrucción. Los bosques y las selvas se convirtieron en campos de batalla, y los puertos fueron bloqueados por ambos bandos en un intento desesperado por cortar los suministros del enemigo. Mientras tanto, la población civil sufría las consecuencias de un conflicto que parecía no tener fin.
En medio del caos y la desesperación, algunos individuos intentaron mediar entre las dos facciones, buscando un acuerdo de paz que pusiera fin al derramamiento de sangre. Sin embargo, las heridas del pasado eran demasiado profundas y las diferencias ideológicas parecían insuperables. Solo el tiempo diría si el país de la Lluvia encontraría algún día la paz y la reconciliación que tanto anhelaba.
